El sonido del despertador la hace saltar de la cama.¡Las 7:30! Que pereza. Sale de la habitación y ve la puerta del cuarto de su hermano cerrada. Tiene ganas de tener 18 años como él para levantarse más tarde. Baja a la cocina y se prepara el desayuno. Cuando acaba sube a la habitación. Coge el uniforme y se lo pone. Odio llevar uniforme. Se peina, se plancha un poco el flequillo y baja las escaleras rápidamente. Su madre ya la espera subida en el coche. Cuando llega ve en la puerta del colegio a Rocío y a Clara. Le da un beso a su madre y baja del coche. Se acerca a sus amigas.
-¡Sandraaaaaaaaa!.-grita clara para después abrazarla.
Sandra saluda también a Rocío.
-¿Estás mejor?.-le pregunta Rocío.
-Sí, sí.-responde Sandra haciendo ver que no le apetece mucho hablar del tema. Rocío capta el mensaje y lo deja estar. La sirena suena anunciando el comienzo de las clases. Las tres chicas se dirigen hacia el aula. Llegan y se sientan en sus respectivos sitios. De repente entra Marcos cogiendo a Ana de la cintura y se sientan delante de Sandra y Rocío. Ana empieza a darle besitos en el cuello a Marcos mientras esperan al profesor de Lengua y Literatura. Sandra no puede resistir más lo que está viendo. Entonces le da dos golpecitos en la espalda a Ana.
-¿Qué quieres?.- dice Ana con tono estúpido.
-Nada, simplemente saber si vas a estar mucho rato con besitos y arrumacos. Esque algunas queremos atender.
Ana hace una mueca y entonces Marcos se gira hacia Sandra.
-Tranquila, ya paramos.-dice Marcos con voz amable.
Sandra no se lo puede creer. ¡Marcos le ha dirigido la palabra! Se queda pensando en la sonrisa de Marcos es tan...tan...
-Sandra, vuelve.-le dice Rocío a Sandra mientras chasquea los dedos delante de la cara de ésta.
Sandra parpadea y vuelve a la realidad. El prodesor acaba de entrar por la puerta.
-¡Buenos días!.-saluda el profesor.- Hoy vamos a hablar de la poesía. ¡Oh! la preciosa poesía, hay tantos poetas, y tantos poemas...
La verdad esque es el profe más simpático que tienen, pero se va siempre por las ramas.
-Pero vamos primero a corregir los ejercicios que os puse ayer para que los hicierais en casa. A ver...-echa un vistazo a la clase.- Sandra, empieza tú por el primero.
¡Madre mía! Se acaba de acordar de que ayer no hizo los deberes, por que no estaba concentrada. Suerte que es muy buena en esa asignatura y los puede hacer en el momento.
-Impresionante Sandra,- la felicita el prodesor después de que ésta corrija.
Sandra responde con una gran sonrisa. Suena el timbre y comienza la siguiente clase.
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